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Espectro de crisis a largo plazo entre Rusia y el Consejo de Europa

Como Estado miembro del Consejo, Rusia puede presentar una delegación de parlamentarios al comienzo de cada sesión anual. La única condición es que sea aceptada por las otras 46 delegaciones afp_tickers

Casi cuatro años después de haber privado a Rusia de su derecho de voto en la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa, esta institución europea busca una salida para evitar que la crisis con Moscú se perpetúe.

Salvo sorpresa de última hora, los 18 parlamentarios rusos suspendidos desde abril de 2014, en respuesta a la anexión de Crimea por Moscú, no se presentarán el lunes a la primera sesión del año de la asamblea parlamentaria, el órgano consultivo del Consejo de Europa (APCE).

Como Estado miembro del Consejo, Rusia puede presentar una delegación de parlamentarios al comienzo de cada sesión anual. La única condición es que sea aceptada por las otras 46 delegaciones.

Las posibilidades son escasas. “Una parte de Donbáss sigue fuera de control de Kiev y Crimea continúa anexionada, si se levanta esta sanción, sería una señal muy extraña. La nueva mayoría (de la APCE) se vería entonces obligada a explicar qué cambió en el terreno”, analiza Lauri Mälksoo, especialista en relaciones entre Rusia y el Consejo de Europa.

El tema del regreso de los parlamentarios rusos a la Asamblea, al que se opone Ucrania, es crucial para el futuro del Consejo. Sobre todo porque las autoridades rusas, a modo de protesta, decidieron en 2017 congelar su contribución anual de 33 millones de euros al presupuesto del Consejo.

Un golpe duro para la institución de Estrasburgo, de la que Rusia es uno de los seis principales financiadores junto con Italia, Francia, Alemania, Reino Unido y Turquía.

Por si fuera poco, Turquía anunció en noviembre que reduce su contribución de 33 a 13 millones de euros para 2018.

“Si Rusia no paga su contribución de 33 millones de euros, el presupuesto del Consejo de Europa puede acabar con un agujero de 50 millones de euros. Es mucho”, afirma el representante de un Estado miembro.

La APCE cuenta con 318 diputados de los parlamentos nacionales de los 47 países miembros del Consejo de Europa.

Rusia se unió en 1996, después del desmoronamiento de la Unión Soviética.

– Riesgo de retirada progresiva –

Las organizaciones de defensa de los derechos humanos rusas se toman muy en serio estas tensiones por temor a que más de 140 millones de ciudadanos rusos se queden sin la protección del Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), brazo jurídico del Consejo, que vela por el respeto de la Convención Europea de los Derechos Humanos.

“Rusia nunca tuvo la intención de irse del Consejo de Europa”, asegura a la AFP Ivan Soltanovski, embajador de Rusia ante el Consejo.

“El hecho de que Rusia no participe actualmente en la asamblea parlamentaria no significa de ningún modo que mi país intente limitar o reducir su cooperación en el seno de las otras instancias del Consejo”, insistió.

“Pero si la tensión continúa, existe el riesgo de una retirada progresiva de Moscú”, matiza una fuente diplomática occidental.

El forcejeo ha tenido repercusiones en el ámbito jurídico: en 2015, el Tribunal Constitucional ruso consideró legal el rechazo de la aplicación de un dictamen del TEDH.

El peligro es que “las grandes potencias, como Rusia, elijan lo que quieran y puedan imponer un soberanismo jurídico”, afirma el experto Lauri Mälksoo.

El caso ruso ha llevado a la APCE a reflexionar sobre sus estatutos, algo que abordarán a partir del martes unos sesenta parlamentarios (dos de ellos rusos) para favorecer el diálogo.

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